Sab (novela) Índice Argumento Referencias Menú de navegaciónedítalo


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Gertrudis Gómez de AvellanedaCubasiglo XIXcoloniaclases sociales
































Sab Ver y modificar los datos en Wikidata

de Gertrudis Gómez de Avellaneda Ver y modificar los datos en Wikidata
Género
Novela Ver y modificar los datos en Wikidata
Tema(s)
Esclavitud Ver y modificar los datos en Wikidata
Idioma
Español Ver y modificar los datos en Wikidata
País
España y Cuba Ver y modificar los datos en Wikidata
Fecha de publicación
1841 Ver y modificar los datos en Wikidata

Sab[1]​ es una novela escrita por Gertrudis Gómez de Avellaneda, escritora y poetisa cubana, en 1841. El libro trata de la situación de esclavos y mujeres en la Cuba del siglo XIX a partir de la historia del protagonista, el esclavo Sab. Todavía colonia, Cuba en el tiempo de la novela poseía unos 400 000 esclavos.[2]




Índice






  • 1 Argumento


    • 1.1 El papel del dinero en Sab


    • 1.2 La sociedad en Sab




  • 2 Referencias





Argumento



El papel del dinero en Sab


El sistema económico en Cuba en el siglo XIX tiene un papel bastante grande en las vidas de los personajes de la novela. La suma de dinero que cada personaje tiene afecta sus propias acciones y da limitaciones a lo que puede hacer o no hacer. Al final de su novela, Avellaneda ofrece críticas de cómo funciona esta sociedad cuando deja el lector con vistas de cómo son las vidas de la gente cuando termina el libro.


La autora crecía en una familia con dinero, así que está criticando su propia clase. Avellaneda utiliza Enrique y Jorge Otway, los comerciantes que están demasiado preocupados por el dinero para mostrar cuán desagradable es la gente que tiene una vida dominada por la obsesión de conseguir dinero. Esos personajes se presentan al lector con un claro rechazo de la "atmósfera mercantil y especuladora".


Las varias clases económicas, a veces predeterminadas por raza, determinan casi todo que los personajes pueden hacer, desde dónde y comó trabajan hasta con quién se pueden casar, y eso funciona eliminando las relaciones verdaderas entre los personajes. No ven cada persona de la misma manera, hacen suposiciones basadas en la cantidad de dinero que tiene cada individuo, y se le trata de forma distinta según el estado económico que tiene.


En el siglo diecinueve en Cuba el azúcar fue una cosecha bastante provechosa porque en aquel momento Cuba era el productor y exportador más importante del mundo de azúcar. Por eso los Otway están tan interesados en unirse por matrimonio con la familia de Carlota, una rica heredera. Su padre, don Carlos de Bellavista, es un aristócrata azucarero con una plantación y por eso los Otway suponen que la familia tiene mucho dinero. El lector nota por la descripción desagradable que hace Avellaneda de los Otway que los comerciantes son gente antipática y llena de avidez:


Jorge Otway: Un comerciante, Enrique, se casa con una mujer por lo mismo que se asocia con un compañero, por especulación, por conveniencia. La hermosura, el talento que nuestra clase busca en la mujer con quien ha de casarse son riqueza y la economía.


Los Otway representan la gente que no está satisfecha con su propia posición económica y que tiene ganas de subir en la escala social. Enrique no se interesado en lo bueno que hay en Carlota, ni le importa que le quiera, solo está interesado en su herencia y la dote. La dote, que es el dinero que aporta la mujer a su marido cuando se casa, es un ejemplo específico de la conexión entre el matrimonio y el sistema económico.


Los Otway quieren conseguir a Carlota como sea para conseguir todo lo que viene con ella (la dote y su herencia). En efecto, Enrique demuestra sus intereses ya en la primera intervención con Sab cuando comenta "Esta finca debe producir mucho a su dueño". Avellaneda revela más de esta avaricia en cuando los Otway descubren que los asuntos económicos del futuro seguro no van bien, y pretenden romper la relación con Carlota.


Enrique expresa sus pensamientos claramente sobre este cuando dice: "El destino nos separa. Es preciso que yo sea rico, y tú no puedes hacerme rico, Carlota". En efecto, Sab, quien es la voz de razón en la novela, llama viles mercaderes a los Otway.


El matrimonio y el sistema político son conectados intrincadamente en Sab en el sentido de que el matrimonio es más un negocio que una unión entre dos personas que se enamoran. A través de la relación entre Enrique Otway y Carlota, Avellaneda ofrece una crítica sobre la importancia del dinero en la sociedad. En lugar de casarse con alguien a quen se ama, Enrique claramente prefiere casarse con alguien que pueda ayudarle subir de clase social, y por eso no es un amor verdadero.


Por otro lado, el lector sabe que Sab ama a Carlota profundamente y la trataría mejor que Enrique, pero sin embargo no tiene la oportunidad de casarse por su raza y por tanto por la falta de dinero.


Avellaneda utiliza el caso de la lotería para ejemplificar perfectamente cuál es la importancia del dinero en la sociedad de Sab con respecto al matrimonio. Sab reconoce que Enrique solo quiere aprovecharse de Carlota y de su dinero, también sabe que don Carlos ha perdido la mayoría de la herencia de Carlota. Sab decide que quiere dar su billete ganador de la lotería a Teresa, quien ama a Enrique pero falta el dinero que él quiere. Teresa rechaza la oferta porque quiere un amor verdadero y Enrique no estaría con ella por amor si aceptara la propuesta.


Avellaneda quiere mostrar que el individuo no es importante para las personas como Enrique y su padre, que sólo se preocupan por el dinero y lo que pueden ganar de cualquier relación con cualquiera persona. También muestra la sugerencia que aunque Carlota y Sab, ambos, no tengan dinero, podrían amarse o por lo menos, tener una relación distinta de la que tienen ahora. Aunque Sab hubiera guardaro el dinero y fuera rico, tampoco podría estar con Carlota por ser un mulato. Cuando al final Sab da el dinero en secreto a Carlota para que pueda enriquecerse y ser feliz, Enrique vuelve a querer casarse. Por eso, Avellaneda otra vez muestra que los comerciantes ansían el dinero, porque los sentimientos de Enrique cambian cada vez que cambia el estado económico de Carlota. Es decir, cuando ella no tiene dinero, no quiere casarse y viceversa.


En el final de la novela Avellaneda manifiesta su rechazo claro de la importancia que pone la sociedad en el dinero. En lugar de estar preocupados por los problemas reales de su mundo, como la esclavitud, la nobleza solo quiere servir sus propios intereses, y, según Avellaneda, tienen prosaicas mortificaciones que no deben ser tan importantes. Y al final, el dinero no trae la felicidad de las almas nobles, que es lo más notable en el caso de Carlota, a quien "los cuidados incesantes de los bienes materiales marchitaban las bellas ilusiones de su joven corazón". Teresa, quien no posee dinero y de hecho vive una vida pobre como una monja, es la más feliz de todos. Al final, Avellaneda es bastante clara en su opinión del sistema económico: al final la felicidad de los personajes no depende del dinero que tienen, y por eso no debe ser tan importante en sus vidas.



La sociedad en Sab


Sab es una novela atípica, que rechaza numerosas ideas establecidas de la época con respecto a las mujeres, la religión, la esclavitud, y el capitalismo. Las clases sociales en Cuba están representadas a través de estereotipos: la familia Otway viajó a Cuba sólo por el interés económico, mientras que la familia de Bellavista, oriunda de la isla, tiene una relación con el dinero más natural, a través de las plantaciones de azúcar.


Además, explora los papeles del género, la raza y el dinero como factores decisivos en los destinos del hombre del siglo diecinueve.[3]​ Los dos destinos predominantes para las mujeres de la época son representados por Carlota y Teresa. La protagonista, Carlota, solo puede esperar casarse con un hombre rico. Por otro lado, Teresa al no fijarse en ella los hombres, terminará en un convento. Sab, el mulato propiedad de la familia de Carlota, retrata el destino del esclavo, especialmente en cuanto a su uso como medio para lograr un fin. Enrique Otway, el amante de Carlota, personifica los intereses capitalistas en Cuba y la explotación de la naturaleza para el beneficio económico.



Referencias




  1. Gómez de Avellaneda, Gertrudis (1841). Imprenta De La Calle Barco No. 26, ed. Sab. Madrid. 


  2. "Cuba and the Slave Trade." Traces of the Trade. 07 May 2012. 


  3. Barreto, Reina. Decimonónica 3.1, ed. "Subversion in Gertrudis Gómez De Avellaneda’s Sab". 







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